dimecres, 27 de juliol del 2011

No debo de ser el único que piensa esto

Extraido de "El síndrome de Copérnico" (mi lectura actual). Pensaba que era el único retorcido del planeta

Cuaderno Moleskine, nota n.° 97: angustia escatológica.

A menudo, tengo la sensación de que el Homo sapiens se está extinguiendo.
Puedo ver la lógica del asunto, su evidencia. Y me digo que lentamente nuestra
especie camina hacia su propio fin. No querría ceder al catastrofismo, desde
luego, pero tengo derecho a estar angustiado.
La tierra tiene 4,5 millones de años. Admito que, pasada una cierta cifra, con
el vértigo, es difícil hacerse una idea; pero os prometo que son las cifras del
diccionario, es así. La tierra está ahí desde hace 4,5 mil millones de años,
queramos o no.
La humanidad, por su parte, sólo lleva presente 2 millones de años; aunque
podría parecer un tiempo significativo, es ridículo frente a los 140 millones de
años que permanecieron los dinosaurios... Personalmente, eso merece todo mi
respeto.
De todas las diferentes especies del ser humano, una sola ha sobrevivido, la
nuestra: el Homo sapiens. Su curiosa historia podría haber empezado en África,
hace ciento veinte mil años. Algunos creen que podría haber nacido en otro
sitio, en Asia tal vez, y mucho antes. Sea como sea, tiene ya una buena edad, la
suficiente como para extinguirse... No se me ocurre ninguna alternativa. Un día
u otro, nos llegará el turno, y me temo que esta extinción puede ser inminente y
que nuestra especie ya huele como un cadáver.
No debo de ser el único que piensa esto.
Desde luego, es posible que esté más preocupado que los demás; poseo una
información que nadie más conoce y que no me tranquiliza. Pero estoy seguro
de que ya otros sienten e intuyen la extraña impresión de que estamos llegando
a nuestro destino, al final de la Historia; de que no podemos ir más lejos y de
que es posible incluso que hayamos sobrepasado el límite.
La propia humanidad encierra una gran paradoja, pues es la especie que
mejor se adapta a los cambios externos y la que demuestra mayor inclinación a
autodestruirse. El hombre es a la vez capaz de inventar la vacuna y de
organizar Auschwitz. La DHEA y la bomba de neutrones. Seguro que un día u
otro inventarán una pildora de más.
Me gustaría equivocarme, me gustaría poder tener fe todavía; pero no me es
posible, hay señales.
En primer lugar, está la impresión de que ya lo hemos probado todo:
comunismo, capitalismo, liberalismo, socialismo, cristianismo, judaismo, islam,
ateísmo... todo. Ya lo hemos probado todo. Y sabemos cómo ha acabado
siempre, en un gran baño de sangre. Nos hemos masacrado a nosotros mismos
eternamente, porque somos así. Así es el Homo sapiens: un destructor, un
superdepredador del mundo y de sí mismo. Por tanto, ¿cómo no va a
extinguirse?
No puedo ser el único que piensa esto.
También está lo demás: el virus que gana terreno en su combate contra el
hombre, que se hace cada vez más fuerte, más difícil de derrotar; el clima, la
capa de ozono, el calentamiento global, la sobrepoblación, la erosión del suelo,
las catástrofes naturales, que cada vez son más numerosas y más devastadoras;
la política, que es incapaz de detener nuestra caída y nuestros fracasos; el
enfrentamiento que se avecina entre el norte y el sur... Por más que seamos los
campeones de la adaptación, hemos de ser realistas, a fuerza de rebuscar en la
mierda, acabaremos en el contenedor de reciclaje.
Y si verdaderamente, tal y como pretendían que creyéramos hace dos años
los individuos involucrados en el asunto de la Piedra de Jordán, estamos solos
en el universo, entonces, mi angustia escatológica es todavía más terrible, pero
eso no la hace menos probable. Tras dos millones de años de evolución, el Homo
sapiens estaría solo y sería el único ser pensante en la inmensidad del universo.
¿Un milagro absoluto de la vida, o un accidente sin sentido? Vaya uno a saber.
Y un día se extinguirá. Solo. Insignificante en la riqueza del infinito. Un
inmenso estropicio.
Pues en esto consiste mi angustia escatológica. A menudo tengo la sensación
de que el Homo sapiens se está extinguiendo.
Tal vez en el fondo sea hora de que la naturaleza pase a otra cosa.

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