divendres, 26 d’octubre del 2012

Qué es un Moderno?

Reproduzco aquí el fragmento de una columna de Manuel Astur colaborador de la revista BCN mes. Dejo claro, no obstante, que a mi Drive me pareció una película entretenida (sin llegar a ser una película merecedora de culto eso sí):

Bon día, Astur. Como hace unos meses que no te leo, echo de menos que te metas con los modernillos. Venga, dí algo que no hayas dicho aún, a ver si eres capaz de no repetirte.
Mar- Barcelona.

Venga, ahí va. Aún tengo mucho material, de hecho estoy pensando en escribir un ensayo titulado: ”La culpa es de los indies ( Diarios de un moderno. España 1985- 2012: de la ignorancia a la indiferencia)”.

Mi última reflexión ha surgido con respecto a la película Drive, que hace poco sufrí en los cines Renoir de Barcelona, templo hipster (mierda ¿cuándo comencé a utilizar esta palabra?) por excelencia en el que suelen echar las películas que hay que ver.

La película es mediocre, de eso no me cabe duda, pero ha tenido mucho éxito, e incluso gente a la que respeto la ha calificado de “ ya clásica y de culto”, y me llama mucho la atención. He pensado sobre ella, tratando de buscar la razón: un guión pretencioso pero terriblemente simple y pueril, lleno de silencios que no quieren decir nada, referencias obvias a muchas y mejores películas anteriores, estética de videoclip y moda ochentera, adaptada a los flojos cánones actuales, y una, esta sí, buenísima banda sonora a cargo de Con Truise; nada la hace digna de levantar tales pasiones…¿Nada?¿En serio? ¡Qué va! Precisamente eso: su pretendida modernidad, su plagio constante y su sencillez. Claro, ahí lo tenemos. Fíjate, estaba ahí delante.

Un moderno, en el peor sentido de la palabra, nunca piensa, ante una obra realmente innovadora y original que lo descoloque, qué buena, qué compleja, he de profundizar en ella. No, simplemente no la comprende y la tacha de pretenciosa y fallida, porque no soporta sentirse fuera de juego. En cambio, delante de una peliculita como Drive, piensa: “ joder, qué de referencias culturales, qué genialidad, la pillo, PODRÍA HABERLA HECHO YO MISMO, porque, claro, yo también soy un genio”. El moderno borreguil, aunque pretenda lo contrario, es lo más clasicista que hay. El moderno del montón no puede admirar a nadie; el moderno se admira a sí mismo en las obras de otro, que han de ser los suficientemente inaccesibles como impedir que “cualquiera” las disfrute pero no tanto como para que él no lo haga; una constatación, un espejo, de su propia genialidad, un carnet de socio al destacado grupo de los que valen y no son unos perdedores; un anuncio, porque todo es, al final, marketing, que cumpla su función.

Espero que te haya gustado y comprendas lo que quiero decir; al fin y al cabo, tanto tú como yo, sabemos que somos geniales; por eso me lees.

Amen

3 comentaris:

  1. comienza a ser cansino el tema del moderno...

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  2. pero seguro que te lo has leído hasta el final

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  3. hombre claro, yo, como mi querida madre, me leo hasta las necrologicas...

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